AZAR Y CAOS

Estos últimos días, no se si por tanto viaje, por fin me he decidido a leer el celebérrimo (para nosotros) "Azar y Caos" de David Ruelle. Me lo encontré abandonadito al pobre en un estante de la biblioteca municipal de Tres Cantos, y teniendo en cuenta las aventuras que se han vivido en la facultad para pillarlo ha sido toda una sorpresa. Por cierto, esta portada es la de la edición mexicana, la única que he encontrado en Google con un tamaño decente.


Y la verdad es que es un libro muy divertido (o es que yo tengo un sentido del humor muy raro) no hay más que leer la explicación del libre comercio

"Supongamos que el país A y el país B producen cepillos de dientes y pasta dentífrica para su consumo interior. Supongamos también que el clima del país A es más favorable para el crecimiento y la recolección de cepillos de dientes, mientras que el país B tiene ricos yacimientos de excelente pasta dentífrica..."

Pero sin embargo, debo admitir que se me ha caído un mito, y es que en el capitulo titulado "El agua hirviente y las puertas del infierno" en el que nos habla de los agujeros negros termina con una frase demoledora...

"Pues bien, el agujero la emite, como demostró Hawking. Así, de manera sorprendente, los agujeros negros se insertan perfectamente en el marco de la termodinámica y de la mecánica estadística."

Hacerse mayor, o como decía mi libro de biología del cole (y no sé si yo diría tanto)... sufrir un proceso irreversible en el que la entropía y el desorden aumenta... te da esta clase de palos y otros mucho peores.